Besitos, 4 al hilo


Y llegó el clásico, clásico para ellos que le da chapa enfrentarse con una Institución de tal envergadura (en verga dura) justo a ellos que son una Sociedad de Fomento, perdón, Sociedad Anónima. Como decía llegó al clásico. Sin visitantes como es habitual, pero los granates estaban allí, ya que al salir el Campeón de la Sudamericana del año anterior, a minutos del comienzo del Clásico del Sur entre Garfield y el Grana, una avioneta surcó los aires de Peña y Arenales, desde donde se dejaba escuchar un “Nunca estarás solo. En el Sur, somos todos de Lanús. Garfield, pingüino, no existís...”.

Sin embargo, habría más sorpresas. Con una coordinación digna de una gran logística, la salida del equipo de los Barros Schelotto fue adornada desde las calles aledañas, detrás de la tribuna Fani (habitual visitante), con fuegos de artificio, con bombas de estruendo que dejaron a más de uno con la boca abierta. Ya se había empezado a jugar el Clásico antes del Clásico...

Y si, ahora la historia se escribe a medida que sucede. Y rodó la pelota y todo fue color granate, Y van cuatro al hilo, y el Florencio “mudo”, Garfield no lo podía creer, se mataba tirando centros, para después decir fuera de cámara que “juegan bonito”, ja, si son los herederos de Julio César, el emperador del antifulbo. Lo que si quedó claro, porque ya es una verdad insoslayable, es que cada vez están más lejos, en todo. Nos separan infinitas realidades. Y lo esencial, ya lo dijo Saint-Exupéry, es invisible a los ojos. Una vez más. Los Principitos del Sur. Mientras tanto, el barrio le sigue dándo duro a la bocina. Vamos Grana.

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