Sin wines, dirigentes y decencia


Banfield es el peor equipo de la AFA en esta temporada. Los goles no llegan y la plata día a día escasea. Hoy ante All Boys es clave para levantar.

Es el peor del momento. No hay otro. Revisando de punta a punta las tablas de la AFA, desde la A hasta la D, Banfield está ataladrado por los números de la temporada 2011/12. Su registro es de 25 partidos, tres triunfos, dos empates, cinco técnicos, renuncias, despidos y un promedio que tiende aritméticamente hacia cero. Para mejorar la performance de Sportivo Barracas debería ganarle esta noche a All Boys. ¿¡Cómo!? A Banfield le cuesta tanto no perder que este año metió tres goles en ocho partidos -contando el de la Copa Argentina y el suspendido con Estudiantes-. Los goles que acumula son los mismos que Messi suma las tardes en que quiere que sus compañeros le firmen la pelota. ¿Será mala puntería la de Banfied? No parece. Se trata de una parábola que comenzó en el último Apertura: ningún grito en los primeros 563 minutos.

A la pelota que no entra se le agregan otros determinantes -su abreviación, DT-. En este campeonato utilizó cinco sistemas tácticos. Es lógico: cada técnico tiene su librito. Da Silva logró el milagro en el 2-1 ante Racing. Fue como una de esas mejorías que se experimentan antes de ver la luz de Víctor Sueiro. Eufórico, sacó el boleto para el primer Buquebus. Luego Wensel retomó el camino de las derrotas. Por último, el elegido Acevedo llegó al colmo de declararse responsable de todo por un partido. Lo mismo que Méndez, que La Volpe, que...

Pasaron los entrenadores y nada cambió. Mientras tanto, los jugadores multiplicaban caídas y silencios.

Uno de los que sí habló -y mal- de La Volpe fue Carboni. A Carboni le rescindieron el contrato justamente después de que circulara una foto en la que se lo veía comprando indumentaria de Lanús. Esto pasó un tiempo antes de que a Marcelo Martínez, vice segundo, se lo encontrara repartiendo camisetas de Los Andes como Secretario de Deportes de Lomas de Zamora.

Hablando de ocupaciones municipales, cada vez son más los funcionarios-dirigentes que dividen sus agendas entre la política y el club. Es algo que se profundizó tras las elecciones de octubre. Elecciones que se judicializaron tras denuncias por anomalías del padrón. En el 2010 hubo una ola de socios nuevos. El acta 5.506 de la Comisión Directiva dice que en la tercera semana de septiembre se registraron 2.700 inscripciones. La cola debe haber sido como la de la SUBE.

El caso es que el oficialismo terminó renovando el mandato. Carlos Portell, presidente desde 1998, debe seguir al frente del club con una doble responsabilidad como varios de sus dirigentes. Es que es el tesorero de la AFA. Por esas cosas del azar, a Portell le toca lidiar con una incómoda situación: los registros oficiales del club indican que Banfield le debe $ 16.829.899 a la casa madre del fútbol.

Banfield, en suma, debe. Mucho. Su pasivo no corriente es de $ 54.748.901. Sin embargo, el último balance arrojó valores positivos. El déficit operativo anual de $ 36.508.955 se cubrió con las ventas de James Rodríguez y Walter Erviti.

Entre haberes y patrimonios netos, hay más datos relevantes del ejercicio 2010/11. El plantel de esa temporada fue más caro que el del campeón 2009. Las primas se incrementaron de $ 11.364.069 a 15.692.136. Raro: hoy el plantel cobra aun mejor. Los Hernán Rodrigo López y los Eluchans firmaron contratos superiores a los Silva o los James. Otro de los que tuvo su cuarto de hora en estos tiempos fue el juvenil colombiano Julián Guillermo. Había llegado como libre a las Inferiores. El último año Banfield le compró parte de su pase en u$s 400.000. Lo que no aumentó en el Departamento Profesional fue el presupuesto en comida. De $ 255.474 pasó a $ 255.496. Se racionalizaron las porciones o llevaron el changuito al Mercado Central.

¿Tendrá algo que ver esta postal financiera con la coyuntura futbolera? Banfield vendió desde el 2006 a esta parte fichas de jugadores por $ 151.834.361 netos. Invirtió $ 18.311.687 en la platea, un gimnasio y obras. El resto del dinero quedó en déficits e incorporaciones. La lógica fue vender para comprar peor. Más: algunos players acusan ahora una deuda de varios meses. ¿Se podía evitar este ataladrado desenlace?  

El periodista Dante Panzeri solía decir que al fútbol le faltan wines, dirigentes y decencia. Aún no había visto que Banfield juega sin win.

Fuente: http://www.ole.com.ar/banfield/titulo_0_668933181.html

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